Doomsday Clock # 1 estableciĆ³ que Geoff Johns y Gary Frank son capaces de la desalentadora tarea de crear una secuela de la legendaria saga Watchmen de Alan Moore y Dave Gibbons. Sin embargo, ese tema no ofrecĆa muchas indicaciones sobre cĆ³mo el Universo DC y sus hĆ©roes podrĆan tener en cuenta esta historia. Como Johns mismo advirtiĆ³ en la NYCC, Doomsday Clock es mucho mĆ”s una continuaciĆ³n directa de Watchmen de lo que los lectores podrĆan haber estado esperando. Pero a pesar de el problema el # 2 mantiene el ritmo metĆ³dico del primero, tambiĆ©n ayuda mucho a unir estos dos universos de superhĆ©roes diametralmente opuestos y haciendo que el alcance del conflicto sea mĆ”s claro.
Tal vez incluso mĆ”s que el primero, este tema realmente resalta la nociĆ³n de que Johns y Frank han identificado el lenguaje visual especĆfico de Watchmen. Los creadores emplean la cuadrĆcula icĆ³nica de nueve paneles para obtener el mĆ”ximo efecto a lo largo de la historia. Esa estructura asegura que el ritmo sigue siendo cuidadoso y coordinado, al mismo tiempo que deja espacio para que Frank se haga grande durante esos momentos clave y capture el alcance completo de una escena. Ambos creadores dedican una cuidadosa atenciĆ³n a la interacciĆ³n entre las palabras y las imĆ”genes de la misma manera que Moore y Gibbons lo hicieron en la historia original. A menudo hay una yuxtaposiciĆ³n irĆ³nica entre lo que estĆ” impreso en un tĆtulo narrativo y lo que Frank representa en un panel dado. Watchmen supera la prueba del tiempo en parte porque es una historia que hace un uso completo del medio y que en realidad no se traduce en ninguna otra parte sin perder algo en la traducciĆ³n. Doomsday Clock es una historia que reconoce y celebra ese hecho.
AdemĆ”s del propio Gibbons, es difĆcil imaginar a nadie mĆ”s que Frank dibujando esta historia. Sus sensibilidades narrativas se alinean muy bien. Frank se encuentra entre los dibujantes mĆ”s precisos y detallados que trabajan en la industria y se muestra en cada pĆ”gina limpia, ordenada y cinemĆ”tica. Su trabajo facial y su rango emocional tambiĆ©n impresionan, particularmente en cualquier escena que involucre a los amantes psicĆ³patas conocidos como Marionette y el Mimo.
La caracterizaciĆ³n y el diĆ”logo siguen siendo el enfoque principal de Johns aquĆ. Pinta un convincente retrato de Ozymandias como un hĆ©roe caĆdo, desesperado y bienintencionado que intenta arrebatar una especie de victoria de las fauces del armagedĆ³n nuclear. Marionette y su novio proporcionan un alivio cĆ³mico bienvenido en medio de la fatalidad apocalĆptica, sin embargo, tambiĆ©n aportan profundidad y patetismo al conflicto. Y no hace falta decir que Johns maneja bien los personajes del DCU, ya que finalmente comienzan a entrar en escena. La decisiĆ³n de establecer este cuento un aƱo antes de la actual lĆnea de tiempo de Rebirth comienza a tener sentido aquĆ. La visiĆ³n de Johns de un aƱo despuĆ©s 2.0 DC es oscura e inestable. Es un mundo que comienza a hacerse eco de la naturaleza destructiva y cĆnica del universo Watchmen. Por mucho que toda la saga Rebirth se trata de restaurar la esperanza y la maravilla al DCU, Doomsday Clock tambiĆ©n estĆ” tejiendo una historia en la que el destino de dos mundos diametralmente opuestos pende de un hilo.
TambiĆ©n se debe seƱalar cuĆ”n bien Johns y Frank estĆ”n haciendo uso de la rutina obligatoria, al estilo de Watchmen. Los personajes de este nĆŗmero aluden a diversos desarrollos polĆticos y puntos de la trama, y en lugar de ralentizar la historia principal para completar los detalles, los creadores guardan esa informaciĆ³n para el final del comic. Es uno de esos casos en que los lectores pueden optar por ignorar el contenido complementario si asĆ lo desean, pero ese contenido se desarrolla y mejora la historia principal muy bien.
CalificaciĆ³n Final: 8/10
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